La creciente preocupación mundial por el calentamiento global ha llevado a un debate cada vez más frecuente sobre qué debemos hacer y, más aún, cuánto debemos invertir para que la temperatura media del planeta aumente sólo 1,5 °C. Si se supera, las consecuencias pueden ser devastadoras. Solo desde una perspectiva económica, podríamos perder hasta 18% del PIB mundial para 2050 si el aumento es de 3,2°C, advierte el Swiss Re Institute.
Por otro lado, según el historiador y escritor Yuval Noah Harari, autor de best sellers como Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI, el coste de detener este fenómeno es mucho menor: en un artículo que escribió para la revista Time, dice que se necesitan entre 2% y 3% del PIB mundial para hacer la transición a una economía baja en carbono, especialmente en los sectores de energía y transporte, que dependen en gran medida de los combustibles fósiles.
El autor refuerza que, a pesar de algunas divergencias, varias referencias apuntan a un porcentaje similar, todas ellas por debajo de los 2 dígitos del PIB mundial. Si se compara con la advertencia del Swiss Re Institute, está claro que estamos hablando de una inversión y no de un gasto.
Harari dice que esta inversión debe realizarse en nuevas tecnologías e infraestructura, como baterías avanzadas para almacenar energía solar y redes eléctricas descentralizadas para distribuirla. Medidas que crearán nuevos empleos y nuevas oportunidades económicas, además de reducir las consecuencias negativas de la quema de combustibles fósiles. Sólo en Brasil, por ejemplo, la contaminación del aire mata a más de 50.000 personas al año y tiene un impacto de miles de millones de dólares considerando la pérdida de productividad y los costos del sistema de salud pública, advierte un revisión de estudios coordinados por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) Brasil.
Según el Informe de Riesgos Globales 2021 del Foro Económico Mundial, miles de millones de personas en todo el mundo corren un mayor riesgo de perder oportunidades económicas futuras y los beneficios de una comunidad global resiliente si no se hace nada para revertir este escenario.
Exigiendo que los gobiernos hagan de la mitigación del cambio climático una prioridad, podemos proteger a las poblaciones más vulnerables de los desastres naturales, dejar un mundo mejor para nuestros hijos y nietos y, para colmo, crear una economía más próspera en el proceso. Y ni siquiera costará tanto.
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